Series: “Breaking Bad”

Creador: Vince Vaughn
Intérpretes: Bryan Cranston, Anna Gunn, Aaron Paul, Dean Norris, RJ Mitte, Giancarlo Esposito
Duración: 5 temporadas; 62 episodios de 45 minutos
Público adecuado: +18 años (XDV)
Valoración: 9/10
La química del mal
Hay series que tardan un tiempo en conectar con el espectador. Muchos piensan que las claves tienen que estar en el episodio piloto, pero van pasando los años y muchas de las mejores series se caracterizan por no apabullar en el primer capítulo. The wire, El ala oeste de la Casa Blanca, Mad Men, The Walking Dead o Breaking Bad son series que van definiendo lentamente a cada uno de los personajes y los conflictos. Si se tiene algo de paciencia dan mucho de sí, demostrando que la ficción televisiva está a la altura del mejor cine actual.
Breaking Bad ha sido galardonado con 6 Emmys (de un total de 16 nominaciones) y 2 Globos de Oro, repartidos fundamentalmente entre los actores Bryan Cranston y Aaron Paul, y el creador de la serie Vincent Gilligan. La serie finalizará con esta quinta temporada que se divida en dos partes de 8 capítulos que concluirán en 2013. No deja de ser curioso que en España, la cadena que transmite la serie sea Paramount Comedy (un canal evidentemente dedicado a la comedia). Es verdad que Breaking Bad tiene algunos momentos de humor al estilo de los hermanos Cohen, pero no se caracteriza por ser precisamente divertida.
Walter White o la supervivencia autodestructiva
Hace unas semanas aparecía una noticia curiosa en el periódico. El fugitivo más buscado del condado de Tuscaloosa (Alabama, EE.UU) se llamaba igual que el protagonista de Breaking Bad: Walter White (interpretado por el también productor de la serie Bryan Cranston). Y por supuesto estaba acusado de fabricar metanfetamina. Lo que no sabemos es si se trata de un profesor de Química enfermo de cáncer de pulmón que se dedica a este negocio ilegal para dejar la vida resuelta económicamente a su familia: una mujer embarazada de semanas y un hijo minusválido.
Esta es la premisa argumental de la serie. Un hombre honesto que va perdiéndose poco a poco con la ayuda de un antiguo alumno: el drogadicto Jesse Pinkman (Aaron Paul). Esta degeneración va mostrando el poder de la codicia que va relativizando todos los pilares morales de un padre de familia corriente. No es una temática muy novedosa, pero el estilo de la serie es lo que hace que sea verdaderamente grande. Con detalles visuales mínimos, diálogos secos y sugerentes y miradas que reflejan infiernos personales, Breaking Bad no deja de sorprender en cada una de las temporadas. Es verdad que hay partes que pueden resultar más arduas ya que no hay concesiones fáciles: persecuciones, giros eficaces pero inverosímiles, etc. Lo que hay es un guión muy inteligentemente medido con explosiones controladas de dramatismo tumbativo.
Las flores del mal crecen lentamente
La desestructuración del mal que propone Vince Gilligan (Expediente X, Hancock), destaca por la creatividad visual y narrativa con la que está contada. Hay comienzos de algunos capítulos muy desconcertantes pero que acaban teniendo un valor simbólico muy enriquecedor. El peluche tuerto de color rosa que flota en la piscina, los mejicanos arrastrándose en medio de un desierto solitario, el salto en el tiempo en el que se recuerda como Walter White y su mujer compraron su primera casa con la ilusión de un matrimonio feliz y estable…
Todos estos detalles construyen un paisaje en el que el mal no está reflejado con cinismo y superficialidad, sino con un veracidad muy matizada. En ningún momento dejamos de ver el instinto de supervivencia de la felicidad de seres humanos que toman malas decisiones para huir de la jungla. Esto hace que en ningún momento la serie deje de conectar con el espectador, ya que en medio de la barbarie no deja de mostrar destellos de ternura, preguntas y respuestas que hacen tambalearse a los personajes sobre su perversa conducta. Pocas series muestran tanto las consecuencias de cada uno de las decisiones en la vida de los demás. Detrás de cada delito, de cada asesinato, no hay una recompensa, sino un nuevo túnel, cada vez más oscuro y profundo.
Contando una historia tan tremenda, la serie no se excede en mostrar escenas morbosas. La historia es durísima pero no innecesariamente detallista en la recreación de la violencia. Es verdad que hay escenas desagradables (especialmente en los inicios de la primera temporada), pero no son el motor de la serie. Sirve como ejemplo la definición de uno de los personajes principales: el narcotraficante Gustav Fring (Giancarlo Esposito). Su perversidad se muestra poco a poco, con largas miradas silenciosas y frases cortas definitivas. “Walter es simplemente un hombre que provee a su familia”, dice sobre su mejor colaborador.
La música de Dave Porter aparece de manera esporádica pero contribuye a dar un toque de western crepuscular a la serie. Breaking Bad también bebe del cine negro y de directores como los hermanos Cohen o Tarantino. Pero puede presumir de tener voz propia, unos cuantos grados de profundidad y constantes muestras de ingenio. No será fácil acabar la serie como merece. El final de la cuarta temporada dejo el nivel muy alto. Pero hasta ahora la serie no ha defraudado las expectativas cada vez más altas de los espectadores.
Claudio Sánchez